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Ballena Azul, Greenpeace. |
Más allá de la polémica sobre las primas al sector de las energías renovables, hay algo de lo que escasamente se discute en el embrollo. Si hemos estado primando al sector de las renovables durante tres decenios, por ser España la toalla perfecta para asentar las bases de una auténtica cultura ecológica de la energía, donde todo el mundo ha visto o veía una aspiración más de modernidad y un compromiso con los acuerdos del Protocolo de Kyoto, ¿Por qué de repente ahora todo es negatifo, como diría Van Gal, entorno a las renovables?.
Las aspiraciones de cumplir los compromisos internacionales sobre no la emisión de gases que provoquen o puedan provocar el conocido -o no- efecto invernadero, llevó a España en las décadas de los 70, 80 y 90 a poner en marcha ambiciosos planes regionales y autonómicos entorno al desarrollo de las energías limpias. Pero ahora, con la crisis galopante que estamos viviendo, no hay un dios que se aclare. Intentemos ver.
Por un lado, la tan traida crisis, que siempre es para los mismos, los más débiles, ha devenido en una espectacular caida de las pequeñas y medianas empresas, que han desaparecido o han sido absorbidas por las grandes compañías, paradógicamente muchas de ellas inmersas en la vorágine de las regulaciones de empleo y despidos. Algunas, las menos, siguen adelante como buenamente pueden, con la oscura previsión de ver como desaparecen las primas y subvenciones, y con estas, el principal argumento de ventas del sector.
Más allá de la polémica...¿Para cuando una verdadera reforma del deficitario sistema energético español, donde se apueste por levantar las renovables como bases y no como lastre?
Saludos,
r.
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